domingo, 8 de noviembre de 2015

PARQUES SIN DOTACION

La próxima y largamente ansiada apertura del parque de La Ranilla ayudará a consolidar la ya de por sí valiosísima red de espacios verdes de una ciudad, Sevilla, que de hecho se sitúa entre los grandes núcleos urbanos con más hectáreas verdes por habitante, por encima de las 22. Más de 2.500.000 metros cuadrados –jardines al margen– es la superficie que abarca la docena de parques (María Luisa, Los Príncipes, Alamillo, Amate, Miraflores, Infanta Elena, José Celestino Mutis, San Jerónimo, Tamarguillo, Los Bermejales, Vega de Triana y Guadaíra) que serán 12+1 cuando se inaugure el que se ultima en Nervión. Sin embargo, no es verde todo lo que reluce. Nueve papeleras a lo largo de tres kilómetros en el parque Guadaíra y tres cuartas partes del parque del Tamarguillo escasa o nulamente dotadas de mobiliario son algunas de las deficiencias que aún presentan los recintos que se han abierto en los últimos años tras la culminación del ambicioso convenio firmado entre la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y el Ayuntamiento hispalense. Las carencias más evidentes se localizan en el parque Guadaíra, inaugurado en julio de 2014 sin papeleras, farolas ni bancos y en el que se ha avanzado de forma insuficiente en este año largo, según denuncia la Asociación Parque Vivo del Guadaíra: «Es verdad que algunas cosas se han resuelto: se instalaron equipamientos deportivos, algo de mobiliario, dos zonas de juego infantil y se arreglaron las alcantarillas, que suponían un riesgo porque eran demasiado grandes», explica Antonio Fajardo antes de repasar el extenso capítulo de deficiencias: «Hay solo nueve papeleras a lo largo de tres kilómetros de extensión, de manera que a veces tienes que andar 300 o 400 metros y hay muy pocos bancos, siete en todo el parque, de manera que en las zonas de niños, por ejemplo, los padres tienen que sentarse en el suelo». Más sangrante, si cabe, es la todavía absoluta ausencia de iluminación: «Parece que vamos a pasar otro invierno a oscuras, lo cual es un problema además para muchas personas que atraviesan el parque dado que funciona como corredor que conecta barrios» como Heliópolis, Bermejales, Pedro Salvador, Elcano, Polígono Sur. Precisamente también sigue sin solución el acceso al parque desde el Polígono Sur: se adjudicaron las obras para un carril bici «pero faltan semáforos y tanto los ciclistas como los peatones se juegan la vida» para entrar en el parque al tener que atravesar la carretera de Su Eminencia, en la que «el tráfico es intenso y los vehículos pasan a una velocidad elevada». Hay otro acceso por la avenida de La Paz, pero «hay muchos metros de distancia; volvemos a lo de antes», razona Fajardo. Por lo demás, los vecinos demandan que se completen las instalaciones deportivas: «Hay dos canchas polivalentes y un campo de futbito pero no tienen porterías, canastas ni elementos de retención, por lo que se usan más para patinar». En el parque Vega de Triana, inaugurado en 2012, también «faltan bancos, fuentes o parrillas», reivindica la asociación de vecinos Triana Norte. «A los políticos les interesa más la fotografía que las necesidades de los ciudadanos. Inauguran parques y luego no terminan de dotarlos nunca», denuncia Diego Parra, que advierte de que «después de las elecciones no hemos sabido nada, el nuevo gobierno de momento no ha actuado» en una infraestructura que «no presenta deficiencias graves, pero las que tiene es necesario que se resuelvan». Parra alude también a que hay «problemas de limpieza, a veces se acumulan los excrementos de perro» y, por otro lado, «los padres vienen demandando más sitios de juego para niños; hay una pequeña zona con cuatro o cinco columpios pero es poco y ha sufrido el vandalismo y tardan mucho en arreglarlo». Como en pleno campo Abierto a finales de 2010, el parque del Tamarguillo presenta cinco años más tarde evidentes carencias en equipamientos. «Sigue habiendo tres cuartas partes del parque escasa o nulamente dotadas de mobiliario: no hay bancos, fuentes ni papeleras... si no fuera por los aviones parecería que estamos en pleno campo», explica Jesús Caballo, de la plataforma Movida Pro-Parque del Tamarguillo. «En la zona que sí tiene mobiliario, la más cercana al barrio [Alcosa] falta seguridad y los daños al mobiliario son continuos. También hemos detectado que hay gente que hace barbacoas tomando material combustible de los árboles con total permisividad», por lo que demandan vigilancia. En el parque del Tamarguillo la preocupación más presente es la amenaza de la SE-35, pero también contemplan otras deficiencias más puntuales a las que no se pone remedio: «Hemos denunciado el uso de insecticidas y plaguicidas en zonas cercanas a las de juegos de niños y también la caza furtiva de conejos, liebres y patos, y los huertos escolares han sido asaltados por particulares». En el parque de Miraflores también faltaban papeleras o bancos, fruto del vandalismo, pero se solventó tras la ampliación del recinto en 2011 al ser reemplazados los de hierro por otros de hormigón, lo que no evita la conclusión de que los más de 20 millones anuales que destina el Ayuntamiento a la conservación de los parques siguen resultando insuficientes a la vista de las carencias que persisten.

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