A continuación publicamos un extenso estudio de la Universidad de Granada en que colabora nuestro buen amigo y colaborador Dr. Carlos Romero Zarco, profesor de Biologia en la Universidad de Sevilla, que llevó a cabo un minucioso estudio e inventario de las especies de existentes en el parque Amate.
Investigación Ambiental 155 (2017) 219–227
P. Cariñanos et al.
Los parámetros biométricos permiten estimar su comportamiento real como fuente de emisiones de alérgenos. El VPA en sí mismo resulta de la combinación de tres variables naturales: tipo de polinización, duración de la temporada de polen y alergenicidad intrínseca de los granos de polen. En Cariñanos et al. Se proporciona una lista de los parámetros biológicos para las 100 especies de árboles más comunes en las ciudades mediterráneas. (2016a).
Los parámetros biométricos se basaron en el diámetro y la altura de la corona; esto facilita el cálculo de los volúmenes de emisión de alérgenos al asimilar las copas de los árboles a una figura geométrica de forma similar.
Finalmente, para determinar el valor relativo de las emisiones de alérgenos en un área o espacio dado, los valores obtenidos se compararon con los de un espacio con las mismas características y área de superficie, en el que todos los árboles plantados tenían valores máximos para todos los parámetros, según A la siguiente fórmula (Cariñanos et al., 2014):
IUGZA = 1 maxVPAxST
k
∑ VPA × Si × Hola i = 1
220
Dónde:
VPA = Valor de alergenicidad potencial para cada especie.
ST = Superficie del parque urbano.
k = número de especies en el parque.
Si = Área ocupada por cada especie en el parque.
Hi = altura máxima alcanzable por el árbol maduro.
La aplicación del índice produce un valor de entre 0 (alergia nula-
ciudad) y 1 (alergenicidad máxima). En principio, y dados los hallazgos de estudios anteriores (Cariñanos et al., 2014, 2016a), el umbral considerado suficiente para desencadenar los síntomas de alergia en la población local se estableció en .30.
Para complementar los datos obtenidos al aplicar el índice, se calcularon la riqueza de especies y el índice de diversidad de Shannon (Shannon y Weaver, 1949) para cada espacio verde, para comparar los parques y explorar las posibles correlaciones entre estos índices y la alergenicidad. Se realizaron pruebas no paramétricas de Spearman para verificar las correlaciones entre IUGZA y otros parámetros, que incluyen: área de superficie, número de árboles y densidad de árboles. Además, se analizó la relación entre las variables estudiadas (IUGZA, Índice de Shannon, área de superficie, número de árboles, riqueza de especies y densidad de árboles) utilizando el Análisis de componentes principales (PCA) para clasificar los parques en función de las variables evaluadas. Todos los análisis estadísticos se realizaron utilizando R Software (R Core Team, 2016).
2.2. Selección de Parques: tipo y ubicación.
Dado que este estudio buscaba cubrir una variedad de tipos y ubicaciones (Rall et al., 2015), se seleccionaron áreas verdes con el fin de asegurar una muestra representativa en términos de número de especies de árboles, diseño, tipos de espacio y amplitud climática. En esta fase inicial, se analizaron un total de 26 áreas verdes ubicadas en 24 ciudades españolas, que incluyen: parques urbanos, jardines urbanos modernos, jardines históricos, bulevares, plazas y bosques urbanos. Las principales características de cada área, incluidas las temperaturas máximas y mínimas anuales y la precipitación total para el período 1981–2010 (Agencia Estatal de Meteorología, AEMET, 2012) se detallan en la Tabla 1.
El inventario de árboles y palmeras fue suministrado en algunas ciudades (Barcelona, Cartagena, Córdoba, Huesca, Madrid, Palma de Mallorca, Salamanca, Santander y Valencia), por los Servicios de Parques y Jardines de los respectivos Ayuntamientos; mientras que en las otras ciudades, los propios autores realizaron inventarios en visitas a los diferentes espacios, en los meses previos a la finalización de este estudio. Algunas de las claves más utilizadas se utilizaron para identificar las especies: Los árboles y arbustos de la Península Ibérica y Baleares (López González, 2006), Arboles en España, Manual de Identificación (López Lillo y de Lorenzo Cáceres, 2001) Además, se registraron datos sobre los siguientes parámetros para estimar el índice de alergenicidad, con el fin de identificar estrategias de mejora que deberían ser
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Investigación ambiental
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Evaluación de la alergenicidad en parques urbanos: una solución basada en la naturaleza para reducir el impacto en la salud pública
Paloma Cariñanosa, b,, Manuel Casares-Porcela, Consuelo Díaz de la Guardiaa, María Jesús Airac, Jordina Belmonted, Marzia Boie, Belén Elvira-Renduelesf, Concepción De Linaresd,
Santiago Fernández-Rodriguezg, José María Maya-Manzanoh, Rosa Pérez-Badíai,
David Rodríguez-de la Cruzj, Francisco Javier Rodríguez-Rajok, Jesús Rojo-Úbedai,
Carlos Romero-Zarcol, Estefanía Sánchez-Reyesj, José Sánchez-Sánchezj, Rafael Tormo-Molinah, Ana Ma Vega Maraym
Departamento de Botánica, Universidad de Granada, España.
b Instituto Andaluz de Investigación del Sistema de la Tierra, IISTA-CEAMA, Granada, España
Departamento de Botánica. Universidad de santiago de compostela, españa
d Unitat de Botànica, Facultat de Ciències e Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals; Universitat Autònoma de Barcelona, Bellaterra-Barcelona, España e Departamento de Biología, Área de Botánica, Universidad de las Islas Baleares, España
f Química e Ingeniería Ambiental, Universidad Politécnica de Cartagena, Cartagena, España
g Departamento de Construcción, Universidad de Extremadura, Cáceres, España.
h Departamento de Biología Vegetal, Ecología y Ciencias de la Tierra, Universidad de Extremadura, Badajoz, España
Instituto de Ciencias Ambientales, Universidad de Castilla-La Mancha, Toledo, España.
Instituto Hispano-Luso de Investigación Agrícola, Universidad de Salamanca, Salamanca, España.
k Biología vegetal y ciencia del suelo, Universidad de Vigo, Orense, España
l Departamento de Biología Vegetal y Ecología. Universidad de Sevilla, España
m Biodiversidad y Gestión Ambiental (Botánica), Universidad de León, León, España
MARCA
INFORMACIÓN DEL ARTÍCULO
Palabras clave:
Parques urbanos
Índice de alergenicidad. Soluciones basadas en la naturaleza. Alergia al polen. Discos del ecosistema.
1. Introducción
Los parques urbanos desempeñan un papel clave en la provisión de servicios ecosistémicos, participando activamente en la mejora de la calidad de vida y el bienestar de los residentes locales. Este artículo informa sobre la aplicación de un índice diseñado para cuantificar la alergenicidad de los parques urbanos en varias ciudades españolas. El índice, que registra parámetros biológicos y biométricos para las especies de árboles que crecen allí, clasifica los parques en términos del riesgo que representan para las personas alérgicas, calificadas como nulas, bajas, moderadas o altas. En esta fase inicial, el índice se aplicó a 26 áreas verdes en 24 ciudades españolas; Las áreas verdes varían de tipo (parque urbano, jardín histórico o moderno, bulevar, bosque cuadrado o urbano), tamaño 1–100 ha), ubicación geográfica, riqueza de especies, número de árboles y densidad de árboles (número de árboles / ha). Los datos obtenidos se utilizaron para calcular el porcentaje de especies alergénicas en cada parque, que varió entre 17 y 67%; La densidad osciló entre 100 y 300 árboles / ha. Los valores de índice registrados oscilaron entre un mínimo de .07 y un máximo de .87; se encontró una correlación significativa entre el valor del índice y el número de árboles y la densidad de los árboles. Tomando un valor de índice de .30 como el umbral considerado suficiente para desencadenar síntomas de alergia en la población sensible, 12 de los parques estudiados pueden considerarse insalubres en cualquier momento del año. Las medidas correctivas para mitigar el impacto de las emisiones de polen incluyen la implementación de soluciones basadas en la naturaleza en varios niveles: planificación y diseño, manejo y gestión, y el fortalecimiento de elementos de infraestructura verde urbana. El índice demostró ser una herramienta útil para el análisis ambiental y cumple con los principios de portabilidad y escalabilidad que son fundamentales para la investigación científica actual y futura.
Participando activamente en la mejora de la calidad de vida y el bienestar de
ciudadanos (Latinopoulus et al., 2016; Livesley et al., 2016). Uno de los parques urbanos juega un papel clave en la provisión de servicios ecosistémicos, las funciones principales de estos elementos de infraestructura verde es mejorar el aire
Author Autor correspondiente en: Departamento de Botánica, Instituto Andaluz de Investigación del Sistema de la Tierra, IISTA-CEAMA. Universidad de Granada, E-14071 Granada, España. Dirección de correo electrónico: palomacg@ugr.es (P. Cariñanos).
Recibido el 7 de septiembre de 2016; Recibido en forma revisada el 9 de enero de 2017; Aceptado el 15 de febrero de 2017
Disponible en línea el 10 de marzo de 2017.
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Investigación Ambiental 155 (2017) 219–227
Calidad al reducir la presencia de gases y partículas (PM) (Beckett et al., 2000; Dzierzanowski et al., 2011). Además, los parques tienen un efecto directo en el bienestar de los residentes locales (Carrus et al., 2015), y el valor estético de las áreas verdes es innegable (Shackleton et al., 2015); estas consideraciones explican el proceso acelerado de ecologización en el que muchas ciudades han estado inmersas en las últimas décadas (Jim, 2013; Grant, 2012).
Sin embargo, al compensar este balance positivo de servicios y funciones, ciertos factores o peligros pueden tener un impacto negativo en la calidad de vida y la salud de la población local (von Döhren y Haase, 2015). Las emisiones de polen de la vegetación urbana durante el proceso reproductivo son uno de los principales daños al ecosistema que generan de manera transversal importantes costos de salud, económicos, sociales, ambientales y de salud (Cariñanos y Casares-Porcel, 2011). Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 30% de la población mundial sufre algún tipo de reacción alérgica a las emisiones de polen (Pawankar, 2014), y el gasto anual en el tratamiento paliativo de los síntomas de alergia en los Estados Unidos solo se ha estimado en Varios miles de millones de dólares (Weis et al., 2001). Además, los problemas de salud relacionados con la alergia se encuentran entre las razones más comunes de la ausencia del trabajo y la escuela (Blaiss, 2010), especialmente en entornos urbanos donde la interacción con otros contaminantes provoca un empeoramiento grave de los síntomas (Bosh-Cano et al., 2011) .
Dado que los entornos urbanos son el escenario principal para los episodios alérgicos, es allí donde se deben identificar las causas y buscar las soluciones. Una revisión reciente de las principales causas del aumento de la polinosis urbana destacó como uno de los principales factores el diseño y la planificación inadecuados de las áreas verdes (Cariñanos y Casares-Porcel, 2011). Esto no significa necesariamente que los criterios paisajísticos y ambientales no se tengan en cuenta en el diseño estético de estos espacios (Gómez et al., 2004; Wolch et al., 2014), o que no cuentan con una amplia gama de especies ( Vlachokostas et al., 2014); pero sí significa que no han abordado ciertos factores que exacerban la alergenicidad de las plantas ornamentales (Cariñanos et al., 2016a). Hasta la fecha, las principales medidas implementadas para abordar este problema han sido: el muestreo aerobiológico para determinar la composición cualitativa y cuantitativa del espectro polínico (Belmonte y Roure, 1991; González Parrado et al., 2014; Rodriguez de la Cruz et al., 2010); asociación de conteos de polen con flora urbana y periurbana (Cariñanos et al., 2016b; Velasco-Jiménez et al., 2014; Belmonte et al., 2012); y el establecimiento de directrices generales para mitigar el impacto de las emisiones de polen en la población local (Cariñanos y Casares-Porcel, 2011).
Dada la necesidad de preparar a las ciudades para los efectos futuros del cambio climático (Baker, 2012; Leichenko, 2011) y para los aumentos de población esperados en las próximas décadas (Grimm et al., 2008), deberían preverse medidas más amplias, destinadas a mejorar La calidad de vida y la salud de los ciudadanos, fortaleciendo su capacidad de recuperación y cumpliendo con los preceptos que rigen la renaturalización de las ciudades con soluciones basadas en la naturaleza (Connop et al., 2016). Este artículo informa sobre la aplicación de un índice diseñado para cuantificar la alergenicidad de varios elementos de los bosques urbanos en varias ciudades españolas. Los datos obtenidos se utilizaron para identificar las causas del aumento de la alergenicidad en los espacios verdes urbanos, y se propuso un conjunto de soluciones basadas en la naturaleza.
2. Materiales y métodos
2.1. Estimación del Índice de Alergenicidad de Parques Urbanos
La alergenicidad potencial de los parques urbanos se calculó utilizando el índice de alergenicidad de las zonas verdes urbanas (IUGZA) desarrollado por Cariñanos et al. (2014), que tiene en cuenta una serie de parámetros biológicos y biométricos para especies de árboles y palmeras que crecen en espacios verdes. El análisis de los parámetros biológicos permite asignar un valor alergénico potencial (VPA) a cada especie, mientras que los parámetros biométricos permiten estimar su comportamiento real como fuente de emisiones de alérgenos. El VPA en sí mismo resulta de la combinación de tres variables naturales: tipo de polinización, duración de la temporada de polen y alergenicidad intrínseca de los granos de polen. En Cariñanos et al. Se proporciona una lista de los parámetros biológicos para las 100 especies de árboles más comunes en las ciudades mediterráneas. (2016a).
Los parámetros biométricos se basaron en el diámetro y la altura de la corona; esto facilita el cálculo de los volúmenes de emisión de alérgenos al asimilar las copas de los árboles a una figura geométrica de forma similar.
Finalmente, para determinar el valor relativo de las emisiones de alérgenos en un área o espacio dado, los valores obtenidos se compararon con los de un espacio con las mismas características y área de superficie, en el que todos los árboles plantados tenían valores máximos para todos los parámetros, según A la siguiente fórmula (Cariñanos et al., 2014):
IUGZA = 1 maxVPAxST
k
∑ VPA × Si × Hola i = 1
220
Dónde:
VPA = Valor de alergenicidad potencial para cada especie.
ST = Superficie del parque urbano.
k = número de especies en el parque.
Si = Área ocupada por cada especie en el parque.
Hi = altura máxima alcanzable por el árbol maduro.
La aplicación del índice produce un valor de entre 0 (alergia nula-
ciudad) y 1 (alergenicidad máxima). En principio, y dados los hallazgos de estudios anteriores (Cariñanos et al., 2014, 2016a), el umbral considerado suficiente para desencadenar los síntomas de alergia en la población local se estableció en .30.
Para complementar los datos obtenidos al aplicar el índice, se calcularon la riqueza de especies y el índice de diversidad de Shannon (Shannon y Weaver, 1949) para cada espacio verde, para comparar los parques y explorar las posibles correlaciones entre estos índices y la alergenicidad. Se realizaron pruebas no paramétricas de Spearman para verificar las correlaciones entre IUGZA y otros parámetros, que incluyen: área de superficie, número de árboles y densidad de árboles. Además, se analizó la relación entre las variables estudiadas (IUGZA, Índice de Shannon, área de superficie, número de árboles, riqueza de especies y densidad de árboles) utilizando el Análisis de componentes principales (PCA) para clasificar los parques en función de las variables evaluadas. Todos los análisis estadísticos se realizaron utilizando R Software (R Core Team, 2016).
2.2. Selección de Parques: tipo y ubicación.
Dado que este estudio buscaba cubrir una variedad de tipos y ubicaciones (Rall et al., 2015), se seleccionaron áreas verdes con el fin de asegurar una muestra representativa en términos de número de especies de árboles, diseño, tipos de espacio y amplitud climática. En esta fase inicial, se analizaron un total de 26 áreas verdes ubicadas en 24 ciudades españolas, que incluyen: parques urbanos, jardines urbanos modernos, jardines históricos, bulevares, plazas y bosques urbanos. Las principales características de cada área, incluidas las temperaturas máximas y mínimas anuales y la precipitación total para el período 1981–2010 (Agencia Estatal de Meteorología, AEMET, 2012) se detallan en la Tabla 1.
El inventario de árboles y palmeras fue suministrado en algunas ciudades (Barcelona, Cartagena, Córdoba, Huesca, Madrid, Palma de Mallorca, Salamanca, Santander y Valencia), por los Servicios de Parques y Jardines de los respectivos Ayuntamientos; mientras que en las otras ciudades, los propios autores realizaron inventarios en visitas a los diferentes espacios, en los meses previos a la finalización de este estudio. Algunas de las claves más utilizadas se utilizaron para identificar las especies: Los árboles y arbustos de la Península Ibérica y Baleares (López González, 2006), Arboles en España, Manual de Identificación (López Lillo y de Lorenzo Cáceres, 2001) Además, se registraron datos sobre los siguientes parámetros para estimar el índice de alergenicidad, con el fin de identificar estrategias de mejora que deberían ser implementado para abordar situaciones de riesgo: porcentaje de especies alérgicas, densidad de árboles (número de árboles / ha), riqueza de especies y principales especies contributivas al índice.
3. Resultados
Los principales hallazgos se muestran en la Tabla 2. La proporción de especies altamente alergénicas, expresada como porcentaje del número total de árboles, varió desde el 17% para el Campus Norte en Orense hasta el 67% para el Parque Miguel Servet en Huesca. El número de árboles por hectárea también varió considerablemente, desde menos de 100 árboles / ha (Cáceres, Plasencia, Palma de Mallorca y Toledo), hasta más de 200 árboles / ha (Almería, Ceuta, Huesca, Orense, Valencia y Zaragoza). No se observó una clara correlación entre la riqueza de especies y el Índice de Biodiversidad (H '); diferentes áreas verdes mostraron baja riqueza de especies y alta H '(Cartagena, Cáceres, Sevilla, Valencia), alta riqueza de especies y alta H' (Barcelona 1 y 2, Ceuta, Oviedo, Pamplona, Santiago y Toledo), y muy alta Riqueza de especies y alta H '(Granada-García Lorca y Orense).
Para estimar el índice de alergenicidad, se calculó el VPA de todas las especies de árboles. La lista final permitió clasificar alrededor de 200 especies en función de su alergenicidad; los valores más altos se encontraron para aquellos taxones con las siguientes características naturales: polinización por el viento, estación del polen que dura más de seis semanas y granos de polen alergénicos. Algunos de los géneros y especies que registran el VPA máximo, entre ellos los miembros de las familias Cupressaceae, Moraceae y Betulaceae, se enumeran en la Tabla 3.
Los resultados obtenidos al aplicar el índice de alergenicidad potencial a las áreas de estudio se muestran en la Fig. 1. Los valores oscilaron entre un mínimo de .08 para la Plaza de San Francisco, Badajoz, y un máximo de .87 para el Parque La Alamedilla en Salamanca. Dado que se tomó un valor de índice de 0,30 como umbral considerado suficiente para desencadenar síntomas de alergia en la población sensible, 12 de los espacios analizados aquí, con valores sustancialmente más altos, pueden considerarse poco saludables para las personas alérgicas al polen. Otros tres parques registraron valores cercanos a este umbral y, por lo tanto, pueden clasificarse como moderadamente alergénicos. El resto arrojó valores muy por debajo del umbral y, por lo tanto, se clasificaron como con niveles de alergenicidad bajos o muy bajos.
4. Resultados estadísticos.
Las pruebas de correlación de Spearman revelaron una correlación positiva significativa entre IUGZA y la densidad de árboles por hectárea y el número de árboles (Tabla 4). Curiosamente, aunque las correlaciones con otros parámetros no fueron significativas, se encontró una correlación negativa entre el índice de alergenicidad y el índice de diversidad de Shannon (H '). Los hallazgos para el análisis de componentes principales (PCA) fueron consistentes con los del análisis de correlación, y se observó una fuerte asociación entre IUGZA y la densidad del árbol (Fig. 2). Esta relación se incluyó en el segundo componente principal, que también se correlacionó negativamente con el índice de Shannon. Sobre la base del segundo componente de PCA, parques luego fueron clasificados por IUGZA, que arrojó una clasificación similar a la registrada para el índice de alergenicidad, que se muestra en la Fig. 1. Los parques con el mayor valor de IUGZA se ubicaron en Granada (Granada 2: Bosques de Alhambra), Zaragoza y Huesca, que también registraron valores más altos para la densidad de árboles (365, 315 y 265 árboles / ha respectivamente). Los parques con menor densidad de árboles fueron en Plasencia, Cartagena, Toledo y Cáceres (57, 89, 89, 92 árboles / ha respectivamente); estos también registraron valores bajos de IUGZA (Fig. 1).
En otros lugares, sin embargo, la correlación entre la densidad de los árboles y la IUGZA (Fig. 2) fue considerablemente más débil. Los parques de Almería y Badajoz se encontraban entre los de IUGZA más bajos (Fig. 1), aunque registraron una alta densidad de árboles; también mostraron valores bajos para el índice de Shannon y valores de riqueza de especies muy bajos (Tabla 2). Se observaron resultados similares para Madrid, excepto que la riqueza de especies fue mucho mayor que en los otros parques estudiados (Tabla 2).
5. Diseño y elementos del paisaje.
En las poblaciones de grupos de plantas de muchos de los parques estudiados, hubo un predominio de especies moderadamente alergénicas o altamente alergénicas. Entre los hallazgos notables se incluyeron números significativos de Cupressus en el parque Miguel Servet, Huesca y el parque La Aljafería en Zaragoza (462 y 400 individuos respectivamente), de Platanus tanto en Huesca como en La Taconera, Pamplona, de Ligustrum en los bosques de La Alhambra. en Granada y de Quercus robur en La Alameda, en Santiago de Compostela. Significativamente, casi un tercio de los más de 19,000 árboles en el parque madrileño El Retiro son Aesculus hippocastanum, lo que podría minimizar el impacto potencial de los casi 1000 plátanos que crecen en las 120 ha del parque. Otras formaciones de interés fueron las de Lagunaria patersonii en Almería, Citrus en Córdoba, Tamarix africana en Cartagena, Ginkgo biloba en Granada, Broussonetia papyrifera en Madrid, Taxus baccata en Oviedo, Betula sp. en Santander, Schinus molle en Sevilla y Trachycarpus fortunei y Ailanthus altissima en Toledo.
6. Discusión
La aplicación del índice para evaluar la alergenicidad potencial de elementos de infraestructura verde en varias ciudades españolas permitió identificar las principales situaciones y factores a tener en cuenta al evaluar su riesgo alergénico. Los hallazgos se vieron reforzados por la diversidad de tipos de áreas verdes estudiadas, que incluyeron plazas, parques urbanos modernos, jardines históricos, bulevares y bosques urbanos en sentido estricto (Lafortezza et al., 2013). La distribución de las ciudades de estudio en toda España permitió que los resultados se registraran para un amplio espectro climático, especialmente en términos de origen, resistencia y requisitos de agua de las diversas especies (Magarey et al., 2008). En los parques ubicados en la región euroiberiana del país, las especies más comunes fueron gimnospermas y especies de hoja caduca gregarias con altos requerimientos de agua, como Betula, Fagus, Carpinus, Taxus, Alnus, Aesculus y el grupo de quercus de hoja caduca, que se benefician desdeTasas de precipitación anual superiores a 600 mm (Tabla 1). Todos estos son predominantemente polinizados por el viento y altamente alergénicos, y se encuentran entre las principales causas de alergia al polen en el centro y noroeste de España (Aira et al., 1998; Blanco Reinosa et al., 2006; Rodriguez-Rajo et al. , 2003; González Parrado et al., 2009). En contraste, las condiciones climáticas más suaves en el resto del país favorecen la presencia de una amplia variedad de tipos mediterráneos (Roloff et al., 2009) e incluso taxones tropicales, incluidos Erythrina, Jacaranda, Tipuana, Phytolacca, Lagunaria y Citrus. todos los cuales, aunque son predominantemente polinizados por insectos y emiten menores cantidades de polen, todavía pueden tener cierta importancia como alérgenos (Alcázar et al., 2016; Cariñanos et al., 2016a). Una excepción son los Bosques de la Alhambra en Granada, al sur de la Península Ibérica, donde su origen antropogénico favorece una alta presencia de agua, que se asemeja al comportamiento de un bosque Atlántico (Casares-Porcel y Tito-Rojo, 2011).
El análisis de varios tipos de áreas verdes arrojó una gran cantidad de información interesante. Las áreas de estudio abarcaban desde pequeñas plazas y jardines de uso local con una superficie de menos de 25.000 m2 (Badajoz, Ceuta, Salamanca, Orense y Valencia) hasta grandes parques de más de 100.000 m2 (Palma de Mallorca, Santander, Toledo y Madrid). ). Esto significaba que se podía cubrir un amplio espectro de alergenicidad potencial: algunas áreas contenían formaciones que comprendían solo pequeño número de especies o incluso una sola especie (por ejemplo, Quercus en Santiago, Cupressus en Zaragoza y Huesca, y Platanus en Madrid y Huesca); Este fue particularmente el caso de las zonas perimetrales (Salamanca) y avenidas arboladas (Granada y Almería). Si bien no se observó una correlación significativa entre el área de superficie de estos espacios e IUGZA, se encontró una correlación estadísticamente significativa entre el valor del índice y la densidad de los árboles y el número total de árboles; esto confirma la independencia del índice de alergenicidad con respecto a otros parámetros tradicionales para medir la calidad ambiental de los espacios verdes urbanos (Baykan-Levent y Nijkamp, 2009). Los resultados también mostraron, en algunos casos, una correlación inversa entre la diversidad específica y la alergenicidad (Cariñanos et al., 2016a), probablemente debido a la reducida diversidad de la flora alergénica; Cuanto mayor es la diversidad de especies, menor es la probabilidad de que haya especies alergénicas.
Los resultados también confirmaron que los taxones nativos (Quercus, Pinus, Platanus, Betula) y alóctonos (varias especies de Cupressaceae, Oleaceae y Moraceae) contribuyeron al índice de alergenicidad. Por lo tanto, cuando se abordan las posibles medidas correctivas, no existe una justificación para reemplazar las especies no autóctonas por la flora nativa (Cariñanos y Casares-Porcel, 2011; Jianan et al., 2007). Se recomienda que se tomen las medidas adecuadas para implementar soluciones basadas en la naturaleza (NBS, por sus siglas en inglés) en varios niveles: en la planificación y el diseño, en el manejo y la gestión, y al reforzar los elementos de infraestructura verde en las ciudades.
El uso del índice como herramienta para diseñar nuevos espacios verdes, ya que permite estimar su alergenicidad máxima desde el principio, sigue siendo una medida fundamental para prevenir la formación de nuevas fuentes de emisión de alérgenos en áreas urbanas (Cariñanos et al. , 2016a). Además de las medidas existentes destinadas a aumentar el número de especímenes femeninos (Ogren, 2000, 2002), introducir especies con una corta temporada de polen y lograr una mayor diversidad de especies (Cariñanos y Casares-Porcel, 2011), se recomienda la introducción de arbustos. En aquellas áreas donde el efecto del enfriamiento y la sombra no representa un servicio importante del ecosistema para el bienestar de los residentes locales (Bowler et al., 2010). Otras recomendaciones a este nivel incluyen la introducción de especies de árboles polinizadas por insectos, con miras a reducir la emisión de polen, y el fortalecimiento de los servicios de ecosistemas reguladores, como la polinización por las abejas (Kremen et al., 2007).
Se podría tomar un segundo conjunto de medidas con respecto a la gestión y el mantenimiento de los espacios verdes en sí mismos y de las especies que crecen en ellos. Dado que las especies de árboles son consideradas como una fuente importante de emisión de alérgenos, se requiere una acción para minimizar el volumen de producción de alérgenos. Dado que en muchas especies polinizadas por el viento, los órganos florales se desarrollan en los brotes axilares de los tallos que resultan del crecimiento natural de los brotes anteriores (Castillo-Llanque y Rapoport, 2011; Frankel y Galun, 2012), una de las medidas más efectivas es el control de producción de flores. La poda es ampliamente reconocida como la acción clave para este propósito, ya que la poda dirigida puede limitar el crecimiento vegetativo del árbol y reducir la inducción de brotes florales (Alejano et al., 2008; Connor et al., 2014; Koutinas et al. , 2010). El efecto de la poda en las emisiones de polen ya se ha estudiado en árboles planos, en dos áreas con condiciones bioclimáticas similares pero sometidas a regímenes de poda de diferente intensidad; se encontró que el aumento de la poda dirigida provocó una caída significativa en las emisiones de polen (Sánchez-Reyes et al., 2009). Se han reportado hallazgos similares para Cupressaceae (Galán et al., 1998). Podrían obtenerse resultados positivos con especies del género Ligustrum, donde la poda selectiva de inflorescencias durante el período reproductivo podría reducir las reacciones de alergia de proximidad y la reactividad cruzada con otras Oleaceae (Cariñanos et al., 2002a; Vara et al., 2016).
La irrigación controlada se puede considerar como una medida de manejo adicional, ya que la intensidad reducida y la frecuencia de riego en parques y jardines pueden limitar la producción de flores en ciertas especies, incluso aquellas que están fisiológicamente adaptadas a las condiciones de sequía estival (Fam et al., 2008; Bacelar et al. al., 2012). Esta medida también es aplicable para el control de otros alérgenos importantes, como los pastos, que no se estudian aquí (D ́Amato et al., 2007). El riego frecuente de los prados y céspedes favorece la floración y limita el agua disponible para las especies que comparten el mismo espacio. Si el mantenimiento del corte no es adecuado, las grandes áreas de pastizales en algunos parques pueden convertirse en una fuente de alérgenos. Dada la incompatibilidad del riego pesado con las técnicas de xeriscaping cada vez más necesarias en el área del Mediterráneo (Ochoa et al., 2009; Asgarzadeh et al., 2014), es esencial asegurar que puedan mantenerse adecuadamente antes de la implementación.
Las soluciones basadas en la naturaleza (NBS) para la construcción de infraestructura ecológica deben centrarse en reducir la carga de alérgenos en el aire, de modo que la mala calidad del aire biológico no afecte la calidad de vida y la salud de los residentes locales (Cariñanos et al., 2001, 2016a). Si bien las medidas descritas anteriormente pretenden abordar los procesos de producción y emisión de polen, la reducción de los recuentos de polen en el aire implica abordar el transporte y la deposición de polen. Una vez que los granos de polen se han liberado en la atmósfera, se comportan como cualquier otro aerosol y están sujetos a la misma dinámica atmosférica (Oke, 2002). También en ambientes urbanos, la formación de condiciones de microclima juega un papel importante en la dispersión del polen (Cariñanos et al., 2002b; Nazridoust y Ahmadi, 2006; Rodriguez-Rajo et al., 2010a). En un contexto urbano, los árboles pueden mitigar activamente la contaminación del aire mediante el depósito de gases y partículas en la superficie de la hoja (Grote et al., 2016). Al igual que otras partículas, la BPM (materia biológica de partículas, incluidos los granos de polen de más de 10 μm) se puede inmovilizar en la superficie de la hoja, gracias a su mayor tamaño y peso (Elimelech et al., 2013), a través de la presencia de ornamentos de exinas ( Zhou et al., 2008) o de pollenkitt que aumenta su adhesividad a la superficie de la hoja (Pacini y Hesse, 2005). Por lo tanto, la instalación de poblaciones de BPM en áreas estratégicas de la ciudad puede ser una medida efectiva de mitigación, pero debe implementarse con prudencia, ya que muchas de las especies con una capacidad conocida para capturar polen son en sí mismas fuentes importantes de alérgenos (Yang et al. al., 2015).
Finalmente, el refuerzo con elementos de infraestructura azul puede mejorar la calidad del aire de dos maneras: primero, dada su naturaleza harmomegática, el aumento de la humedad favorece la hidratación de los granos de polen, lo que lleva a una deposición más rápida (Rodríguez-Rajo et al., 2010b); y segundo, porque la presencia de sedimentos permeables o de sustratos de agua dificulta la resuspensión de los granos de polen una vez depositados en el suelo (Kadurupokune y Jayasuriya, 2009). A este respecto, una posibilidad adicional para ser explorada en el futuro cercano es la generación de lluvia artificial a partir de nubes formadas por ciertas moléculas liberadas por los árboles. Investigaciones recientes sugieren que los α-pinenos de origen vegetal, presentes en una gran cantidad de gimnospermas, pueden sembrar nubes, actuando como condensadores de vapor de agua (Castelvecchi, 2016; Pelley, 2016). Esto llevaría a un lavado atmosférico, disminuyendo apreciablemente la carga de polen en el aire (Akyüz y Çabuk, 2009).
7. Conclusiones
Los resultados obtenidos al aplicar el índice IUGZA a parques de diferentes tipos y características en toda España destacan su valor como herramienta de gestión; Dada la falta de correlación con otras variables convencionales utilizadas en el diseño del paisaje (área de superficie, riqueza de especies, biodiversidad), podría incorporarse como una herramienta para el análisis ambiental. Al mismo tiempo, la información derivada de la aplicación también facilita la planificación y la implementación de NBS para abordar los enormes problemas planteados por las emisiones de alérgenos a la salud pública. Finalmente, se debe enfatizar que el índice cumple con el principio de escalabilidad, fundamental para la investigación científica actual y de horizonte.
Expresiones de gratitud
Los autores agradecen al personal técnico de los Servicios de Parques y Jardines de los Ayuntamientos de Barcelona, Cartagena, Córdoba, Huesca, Madrid, Palma de Mallorca, Salamanca, Santander y Valencia, y la Compañía de Infraestructura de Obras Públicas y Medio Ambiente (OBIMASA) de Ceuta, por su cooperación en la realización de inventarios de vegetación en los parques de las ciudades. Todos agradecen a todos los miembros del Grupo de trabajo sobre aerobiología urbana, Asociación Española de Aerobiología (AEA), por hacer posible este trabajo. Paloma Cariñanos y Consuelo Díaz de la Guardia agradecen al Ministerio de Economía y Competitividad de España su apoyo a través del proyecto FENOMED CGL2014-54731-R.
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